EL PERFECTO EQUILIBRIO

Miguel Toledano Trincado.

Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo. Hospital de Medina del Campo. Valladolid. España. Presidente de ACIRCAL 2013-2015. Presidente Revista ACIRCAL.

Correspondencia: mtolet11@gmail.com

 

Todavía recuerdo una noche a las 3 de la madrugada al Dr. Martín Irazusta, en el quirófano de urgencias del Hospital Nuestra Señora de Aránzazu, aleccionándome en mi primer año de residencia y asegurando que haría de mí un buen cirujano. Fueron años que recuerdo con cariño, donde me enseñaron todo lo que se de la cirugía de urgencias, las grandes cirugías, los cuidados postoperatorios y el trato con el enfermo. Enormes cirujanos con los que aprendí a amar esta profesión y que generación tras generación de residentes, consiguieron trasmitir su pasión por la cirugía laparotómica.

Todavía recuerdo el balance final de mi residencia, preparando mi currículum para buscar trabajo a finales de los 90, en el que el recuento de las cirugías realizadas durante mi formación era muy destacable, incluso envidiable para otros residentes, pero con tan solo un 0.5% de aquella cirugía laparoscópica anecdótica y entonces muy criticada conocida despectivamente como" cirugía de los palillos”.

Todavía recuerdo que tras aprender el oficio de la laparotomía y la cirugía abierta, me tocó realizar una segunda residencia, esta vez sin tutor y sin programa de formación, para poder ofrecer a mis enfermos la posibilidad de curación a través de cirugía mínimamente invasiva.

Recuerdo esos años precarios de trabajo, donde buscábamos cursos de formación en laparoscopia, a veces costeados de nuestro propio bolsillo. Años en los que una caja de zapatos, una videocámara y unas pinzas usadas, nos servían en las guardias para poder entrenar la sutura endoscópica y la disección laparoscópica de tantos y tantos muslos de pollo... y los sigo recordando con cariño.

Pertenecemos a una generación de cirujanos que, formados completamente en la cirugía de grandes incisiones, hemos tenido que aprender de forma frecuentemente autodidacta las bondades de la cirugía mínimamente invasiva. Somos esos profesionales inquietos, impetuosos e inconformistas que hemos vivido el cambio brutal que ha sufrido la cirugía en los últimos 30 años. 

La historia de la cirugía está llena de insensatos que lograron grandes pasos, entusiastas arriesgados que hicieron avanzar los medios de curación. Algunos ciertamente valientes como Ephraim McDowell que realizó su primera laparotomía en 1807 mientras el vecindario de su pueblo natal amarraba una soga a un árbol para colgarle si fallecía la enferma. Otros con cierta dosis de fortuna, como Wells en 1850, que durante una demostración de gas hilarante, vio como un varón se fracturaba la tibia y el peroné sin dolor alguno bajo los efecto del óxido nitroso; meses más tarde Morton presentaba en la Academia el óxido nitroso como "el gas anestésico".

Nosotros hemos presenciado el gran cambio conceptual de la cirugía abdominal de finales del siglo XX, comparable con la circulación extracorpórea o el trasplante hepático. Vimos como técnicas laparotómicas establecidas desde hacía más de cien años, pasaron a realizarse, de forma estandarizada en casi todos los hospitales, por cirugía laparoscópica. Y seguimos viendo como la cirugía mínimamente invasiva, gracias al desarrollo tecnológico, sigue evolucionando y arraigándose en nuestro quirófano diariamente.

Poco a poco, nuestros residentes y nosotros mismos, aumentamos nuestro arsenal laparoscópico, el porcentaje de cirugía mínimamente invasiva y bajamos los índices de conversión a cirugía abierta... pero, nosotros aprendimos a nadar en el abdomen con nuestras manos, dominamos completamente la cirugía abierta pero ellos progresivamente han dejado de hacerlo.

Nuestros cirujanos noveles, ya tienen programas oficiales, cursos y workshops, para formarse en cirugía laparoscópica. Aprenden la fisiopatología de las enfermedades y al terminar consiguen curar por cirugía laparoscópica un alto porcentaje de enfermedades. Y poco a poco se va dejando el abordaje abierto para determinados procedimientos con lo que surgen las dudas de qué ocurrirá cuando  tengan que intervenir mediante laparotomías y si tendrán capacidad para convertir a tiempo, resolver grandes hemorragias y accidentes o hacer grandes laparotomías en caso de necesidad.

Pertenecemos a aquella generación de cirujanos que conoció a Mouret, la generación impresionada por la óptica y la alta definición, la generación de intrépidos con doble residencia, pero ahora somos la generación que enseña a los jóvenes.

Nuestra responsabilidad debe estar en transmitirles ese "perfecto equilibrio", entre las bondades de la cirugía mínimamente invasiva y la conveniencia de la cirugía abierta y estamos obligados a hacerlo de forma que puedan dominar la cirugía tradicional, que no se sientan perdidos cuando deban abrir, porque la laparotomía siempre seguirá siendo el recurso final.

Nosotros hemos sido, afortunadamente, espectadores y partícipes de este gran avance de la cirugía del siglo XX que prosigue el XXI y ahora nos toca trasmitir ese conocimiento. Es obligado seguir aprendiendo la cirugía moderna para poder inculcarles la absoluta necesidad de evolucionar, pero sin olvidar enseñarles la base donde se fundamenta nuestra pasión, donde se fundamenta el avance, el fundamento de toda la  cirugía clásica.

En mi opinión, pocos son los cirujanos capaces de reunir estas características. Es excepcional encontrar profesionales que a sus sesenta sepan intervenir con la destreza de los clásicos, durante largas horas en intervenciones maratonianas abiertas y que simultáneamente se interesen por la cirugía moderna e innovadora poniendo en marcha difíciles técnicas de cirugía laparoscópica y que además se involucren en cursos y sociedades para trasmitir estos conocimientos con la misma ilusión que mueve al residente que tiene toda su vida profesional por delante.

Todavía recuerdo a mis grandes maestros, y junto con mis recuerdos...mi experiencia y esta maldita ilusión que nunca pierdo. Esta ilusión que me hace amar lo antiguo... y lo moderno, bailando en perfecto equilibrio, el perfecto equilibrio que nos enseñó Marcelo.

 

Dedicado al Doctor Carlos Marcelo Francos von Hünefeld. Pionero laparoscopista, cirujano “todoterreno” y gran clínico. Jefe de Sección de Cirugía del Complejo Asistencial de Ávila. Partícipe del crecimiento científico y con diferentes cargos de representación de ACIRCAL. Presidente del comité científico Reunión ACIRCAL 2013. Presidente de ACIRCAL. Fallecido en accidente deportivo el 16 de Agosto de 2015.

 

                                      Miguel Toledano Trincado. En nombre de la ACIRCAL.

 

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