FUGAS ANASTOMÓTICAS EN CIRUGÍA COLORRECTAL EN UN HOSPITAL DE TERCER NIVEL.

Katherine Plúa Muñiz, Javier Sánchez González, Mario Rodríguez López, Rosalía Velasco López, Martín Bailón Cuadrado, Javier Tejero Pintor, Ekta Choolani Bhojwani, José Ignacio Blanco Álvarez, José Carlos Sarmentero Prieto, Enrique Asensio Díaz.

Servicio de Cirugía General y Digestiva, Hospital Universitario Río Hortega, Valladolid, España.

Correspondencia: katherineteresa1987@gmail.com (Katherine Plúa Muñiz).

Cirugía colorrectal, fuga anastomótica, complicaciones.

 

Introducción:

Las fugas anastomoticas (FA) en cirugía colorrectal continúan siendo una de las complicaciones más temidas para el cirujano, debido a sus efectos sobre la morbilidad y mortalidad1, así como a sus consecuencias en gestión clínica al aumentar los gastos médicos y el tiempo de hospitalización2. Se han notificado tasas de FA del 1 al 19% dependiendo del sitio anatómico3. Los factores de riesgo asociado a FA incluyen: 1) factores preoperatorios: sexo, edad, consumo de tabaco, radioterapia neoadyuvante, obesidad, inmunosupresión, estado nutricional; 2) factores intraoperatorios: tiempo quirúrgico mayor de 4 horas, pérdida de sangre/transfusiones sanguíneas, contaminación del campo operatorio, resección extendida a otros órganos, mala vascularización, tensión anastomótica, obstrucción distal; y 3) factores relacionados al tumor: localización del tumor, tumores mayores a 3cm, estadio avanzado, cirugía de urgencia y enfermedad metastásica4.

El conocimiento más profundo sobre estos factores de riesgo nos permite intervenir de dos maneras diferentes: en la prevención y en un seguimiento posquirúrgico intensivo3. Esta prevención se consigue optimizando al paciente en la etapa preoperatoria y cuando sea posible, corrigiendo estos factores antes de la cirugía, como en el caso de la malnutrición. Para los factores de riesgo intra-operatorios, diferentes estrategias pueden ser adoptadas para evitar la FA, tales como refuerzo de la anastomosis con sutura u otro material sintético, o con la elaboración de una ostomía de derivación (que no modifica la tasa de FA pero mitiga sus consecuencias), a pesar de la relevancia significativa sobre la calidad de vida que esto conlleva5. En muchos centros se realizan de forma sistemática pruebas para valorar la anastomosis de forma intraoperatoria, una de ellas es la prueba de estanqueidad con aire o azul de metileno, sobre todo en anastomosis colo-rectales durante la resección anterior, mostrando una leve disminución de tasas de FA en aquellos pacientes en que se realizaba esta prueba en comparación con los que no6. Otra prueba es el test con verde indocianina, cuyo objetivo es determinar la microperfusión del colon en el momento de la construcción de la anastomosis mediante angiografía fluorescente con verde de indocianina, que ha demostrado ser un método confiable para la evaluación de la nueva anastomosis 4.

En los últimos años el avance en las técnicas quirúrgicas, radiológicas y endoscópicas han cambiado significativamente el manejo de las FA colorrectales y por lo tanto su pronóstico.

En éste estudio analizaremos el manejo y evolución de las FA en una unidad de cirugía colorrectal de un hospital de tercer nivel de España (Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, Valladolid, España).

 

Pacientes y métodos:

Llevamos a cabo un estudio retrospectivo descriptivo analizando todos los pacientes sometidos a cirugía colorrectal Urgente o Programada desde enero de 2014 hasta diciembre de 2016 en la Unidad de Cirugía Colorrectal de nuestro centro.

Se incluyeron para estudio todos aquellos pacientes en los que se realizó una resección de colon o recto seguida de anastomosis digestiva para restauración del tránsito intestinal. En nuestra unidad se emplea de forma sistemática la colocación de drenajes en este tipo de cirugía independientemente del abordaje y localización de la anastomosis.

Los pacientes con amputación abdominoperineal, procedimiento de Hartmann o cierre de ostomía previa fueron excluidos del estudio.

Posteriormente, se determinó la tasa de FA respecto a la población global de pacientes intervenidos en la Unidad. En los pacientes que integraron la muestra a estudio, se analizaron las siguientes variables (ver tabla 1):

1. Datos demográficos: sexo, edad.

2. Indicación quirúrgica: por neoplasia colónica, neoplasia rectal, enfermedad inflamatoria o diverticulitis.

3. Tipo de cirugía: Laparoscópica o abierta, de urgencia o programada,

4. Técnica realizada: anastomosis ileo-cólica, colo-cólica, colo-rectal o ileo-rectal.

5. Tiempo transcurrido desde la cirugía hasta la identificación de la fuga en días.

6. Diagnóstico de la fuga para lo cual hemos definido FA, según Frasson7: fuga de contenido luminal del sitio quirúrgico de unión entre dos víscera huecas diagnosticado por cualquiera de los siguientes métodos dentro de los primeros 30 días posterior a la cirugía8:

a. Radiológicamente (Enema o TAC con contraste): presencia de colección intraabdominal junto a la anastomosis,

b. Clínicamente: salida de contenido intestinal a través de la herida quirúrgica o cambio del color del drenaje,

c. Endoscópicamente,

d. Intraoperatoriamente1.

7. Tratamiento de la FA, dependiendo del tipo de fuga, seguimos la clasificación publicada en el 2015 por el International Multispecialty Anastomotic Leak Global Improvement Exchang (IMAGInE), que clasifica las fugas anastomóticas en 3 tipos:

Tipo A: FA con mínima o escasa repercusión clínica que no requiere intervención terapéutica activa.

Tipo B: FA que requiere de intervención terapéutica activa pero manejable sin re-intervención quirúrgica.

Tipo C: FA que requiere de re-intervención quirúrgica y a menudo de realización de un estoma de derivación.

Según esta clasificación, el tratamiento fue:

1.- Conservador, que consistió en dieta absoluta, nutrición parenteral, antibioticoterapia, seguido o no de la colocación de drenaje radiodirigido en caso de absceso perianastomótico9,10 o en algunos casos de intervencionismo endoscópico.

2.- Quirúrgico urgente, para aquellos casos con importante repercusión clínica (Fuga tipo C).

8. Se determinó, también, el tiempo de estancia hospitalaria en días y la mortalidad de los pacientes con FA en nuestra muestra.

Usamos el programa SPSS versión 21 (IBM®, Chicago, Illinois, USA) para los análisis estadísticos.

 

Resultados:

En el periodo de estudio, fueron sometidos a cirugía colorrectal 477 pacientes, de los cuales fueron desestimados 78, por no realizarse anastomosis; quedando así 399 individuos sometidos a cualquier anastomosis colorrectal. La distribución de las variables estudiadas puede verse en la tabla 1.

Características

 

Sexo:

 

         Masculino

73% (22)

         Femenino

26% (7)

Indicación (diagnóstico):

 

         Cáncer rectal

48,3% (14)

         Cáncer de colon

37,9% (11)

       Enfermedad diverticular

10,3% (3)

         Enfermedad Inflamatoria Intestinal

3,4% (1)

Procedimiento:

 

         Hemicolectomia derecha

20,7% (4)

         Sigmoidectomía

31% (9)

         Resección anterior alta

17,2% (5)

         Resección anterior baja

32% (9)

Método:

 

           Abierto

58,6% (13)

           Laparoscopico

41,4% (11)

Ileostomía de protección

20,6% (6)

Cirugías programadas

86,2% (25)

Cirugías urgentes

13,8% (4)

Tabla 1. Variables estudiadas, en el grupo de pacientes que presento FA.

El 95,5% (n=381) fueron cirugías programadas vs 4,5% (n=18) que fueron cirugías urgentes.

Se realizaron 234 (58,65%) cirugías abiertas y 165 (41,35%) laparoscópicas

De las 399 cirugías realizadas, 133 (33,33%) fueron colectomías derechas, 21 (5,26%) colectomías izquierdas, 109 (27,32%) sigmoidectomías, 71 (17,79%) resecciones anteriores, 11 (2,76%) colectomías subtotales, 3 (0,75%) colectomías totales, 1 (0,25%) panproctocolectomia y 50 (12,53%) atípicas o segmentarias.

A su vez los diagnósticos de la muestra total incluida (399 pacientes) fueron: Adenocarcinoma de colon 274, adenocarcinoma de recto 78, Enfermedad de Crohn 4, Colitis ulcerosa 3, Diverticulosis 16 (cirugías programadas), Diverticulitis 2 (cirugías urgentes con anastomosis primaria), 1 Endometriosis profunda, 2 isquemias cólicas, 4 perforaciones, 2 Poliposis colónicas, 9 tumores benignos y 4 vólvulos.

De estos pacientes, en 29 casos se objetivó FA postoperatoria, empleando los criterios anteriormente expuestos, con lo que obtenemos una tasa de dehiscencia global de 7,3%.

Las cirugías programadas 95,5% (n=381) tuvieron una tasa de FA del 6,6% (n=25), mientras que en las cirugías urgentes 4,5% (n=18), se alcanzó una tasa de FA del 22,2% (n=4).

La edad media de los pacientes con FA fue de 68 ± 11,8 años (rango: 36-89). El 75% (n=22) de los casos de FA se presentó en varones, y el 25% (n=7) en mujeres.

En el 48,3% (n=14) de los pacientes con FA, la cirugía se indicó por neoplasia rectal, en el 37,9% (n=11) por neoplasia cólica, en el 10,3% (n=3) por Diverticulitis aguda complicada y en el 3,4% (n=1) por Enfermedad de Crohn (ver figura 1).

El procedimiento quirúrgico más frecuente en pacientes que desarrollaron FA fue, por tanto, la resección anterior de recto (48,3%).

0401

Figura 1. Tasa de fuga respecto del total de FA según la indicación quirúrgica.

La vía de abordaje empleada en los 29 individuos con FA fue en 19 casos (65,5%) abierta y en los 10 restantes (34,5%) laparoscopia; lo que supone unas tasas de 19/234 (8,12%) y 10/165 (6,06%) respectivamente. Podemos apreciar que son ligeramente superiores en cirugía abierta (probablemente por la mayor complejidad de los casos operados por esa vía) si bien ambos grupos no son homogéneos ni comparables desde el punto de vista estadístico. En 28 de estos pacientes se había dejado drenaje durante la intervención.

El diagnóstico inicial de la FA, se realizó en el 51,7% (15 de 29) de los pacientes por la salida de débito entérico por el drenaje, y en el 48,3% (14 de 29) por TAC con contraste rectal (presencia de extravasación de medio de contraste a través de la anastomosis).

De los 29 pacientes con diagnóstico de FA, a 6 (20,3%) se les había realizado ileostomía de protección en el momento de la cirugía, de los cuales 5 casos correspondían a resección anterior por neoplasia de recto (cirugías programadas); sólo uno de ellos precisó cirugía urgente por FA tipo C, en los 4 restantes se realizó tratamiento conservador, colocando drenaje radiodirigido en dos de los cuatro. El sexto caso se trató de una sigmoidectomía por diverticulitis aguda complicada (cirugía urgente) y el manejo de la FA fue mediante una nueva cirugía.

El momento cronológico de diagnóstico de FA, como media, fue al día 7,62±3,80 (Rango: 2-18). En todos los casos, el paciente seguía ingresado cuando la FA fue diagnosticada. En el 89,7% (n=26) de los individuos, el drenaje seguía presente en el momento del diagnóstico.

En los pacientes con FA tratada quirúrgicamente, el lapso de tiempo hasta el diagnóstico fue de 5,7±2,1 días, mientras que en el grupo de pacientes tratados conservadoramente la media fue 9,6±4,2, siendo esta diferencia estadísticamente significativa (p = 0,004).

En cuanto a su tratamiento, el 51,7% (n=15) de las FA requirieron intervención quirúrgica urgente por ser fistulas tipo C; los procedimientos quirúrgicos efectuados pueden verse en la Tabla 2. Por otro lado, se realizó tratamiento conservador en 48,3% (n=14) de los pacientes (Fístulas tipos A y B); en cuatro de estos casos, el tratamiento conservador se acompañó de la colocación de drenaje percutáneo radio-dirigido. Ninguno de ellos precisó tratamiento quirúrgico ulterior.

Procedimiento de Hartmann

9

Ileostomía terminal

2

Reanastomosis

3

Lavado con Ileostomía de protección

1

Tabla 2. Procedimientos efectuados en las reintervenciones por FA.

En un caso de los pacientes que recibieron tratamiento conservador exclusivo y en otros dos de aquellos que reciben drenaje radiodirigido, se evidenció persistencia de la FA a través del TAC de control y tras un período razonable. En estos tres individuos, se intentó cierre endoscópico mediante la colocación del dispositivo OTSC (también conocido como OVESCO®), obteniendo control de la FA en todos los casos.

La estancia postoperatoria fue de media 34±16,36 días (Rango 14-66). Analizando los datos de estancia perioperatoria, determinamos que en pacientes con FA que requirieron tratamiento quirúrgico, la estancia hospitalaria fue menor (media=27 días) que en los pacientes del grupo de tratamiento conservador (media=41 días), siendo esta diferencia estadísticamente significativa (p= 0,013).

La tasa de mortalidad en esta muestra fue de 6,90% (n=2) correspondiente a Fistulas tipo C, en los dos casos por neoplasia de colon, realizando en un caso sigmoidectomía y en el otro hemicolectomía derecha, ambos precisaron reintervención quirúrgica para tratamiento de la FA, posteriormente el paciente de la sigmoidectomía desarrollo fallo cardíaco, mientras que el de la hemicolectomia derecha isquemia intestinal y fallo multiorgánico; en ambos casos el fallecimiento ocurrió dentro de los 30 días posterior a la primera cirugía (Clavien-Dindo 5).

 

Discusión:

The United Kingdom Surgical Infection Study Group propuso en 1991 como definición de fuga anastomótica (FA) la salida de contenido de la luz intestinal a través de la unión quirúrgica entre dos vísceras huecas10. Éste contenido puede manifestarse a través de las heridas, drenajes, o presentarse como una colección en el sitio de la anastomosis. Sin embargo algunos estudios demostraron que es muy difícil la interpretación de éste concepto, ya que muchos de ellos realizan estudios radiológicos rutinarios encontrando extravasación de medio de contraste. La mayoría de los estudios contemporáneos no contabilizan estos hallazgos dentro de sus tasas de FA, debido a que pueden ser pacientes sin clínica significativa11,12.

De tal forma que la falta de solidez en la definición y la limitada aceptación de éste concepto, explica en parte la variación sustancial que existe en las tasas de incidencia de FA notificadas12. Por esta razón, en la literatura médica disponible podemos encontrar cerca de 56 conceptos diferentes de FA, sin poder llegar aún a una definición estandarizada y universalmente aceptada. De ahí también surge el problema para crear una guía clínica homogénea que garantice el mejor manejo y tratamiento de las FA. La definición más detallada de FA, debería englobar una combinación de indicadores clínicos como dolor, presencia de peritonitis, repercusión sistémica o sepsis (fiebre, taquicardia, fallo de órganos, etc.); marcadores bioquímicos como Proteína C reactiva o procalcitonina; estudios radiológicos que demuestren colecciones o fuga de contraste y, finalmente, los hallazgos intraoperatorios si el paciente es reintervenido.

En base a signos, síntomas y pruebas radiológicas Rahbari et al, en 2010, propusieron una clasificación de las fugas anastomóticas según su grado de severidad13:

  • Grado 1. Fuga radiológica detectada en pruebas de imagen rutinarias ante la ausencia de síntomas clínicos o alteraciones analíticas;
  • Grado 2. Clínicamente cursa con presencia de distress respiratorio leve-moderado, dolor abdominal y pélvico, distensión, y posible salida de material purulento por el drenaje, la herida, el recto o la vagina. Analíticamente con leucocitosis y elevación de la PCR.
  • Grado 3. Existen signos clínicos y analíticos de peritonitis generalizada. El drenaje es purulento o fecal.

Igualmente, la clasificación de las complicaciones postoperatorias propuesta por Dindo et al en 2004, basada en el tratamiento de las mismas, ha sido también ampliamente aplicada a la graduación de las fugas anastomóticas14.

De los factores de riesgo comentados anteriormente, procedemos a destacar y analizar aquellos que han salido más relevantes en nuestros resultados:

  1. Nuestro estudio muestra una mayor tasa de FA en pacientes de sexo masculino (75%), muy superior a las mujeres (25%). Esto se explica en parte por las diferencias anatómicas3: una pelvis mucho más estrecha comparada con la femenina, hace compleja la disección quirúrgica y por ello es más propensa a desarrollar complicaciones; mientras que en las mujeres la disección se lleva a cabo bajo visualización directa con menor retracción del muñón rectal y menor daño indirecto11. Sin embargo, la explicación anatómica no debe ser la única razón y se ha propuesto la influencia de factores hormonales en la micro-circulación de la pared intestinal12.
  2. Edad: según nuestros datos la FA aparece sobre todo en pacientes en su sexta década. Se considera un factor de riesgo independiente para las fugas anastomóticas sobre todo rectales3. No obstante, en un meta-análisis realizado por Poommergaard, de 19 estudios observacionales, sólo en dos la edad estaba relacionada de forma significativa con las FA colorrectales, reportando finalmente que la calidad de la evidencia en cuanto a la edad es baja17. Incluso puede ser contradictoria y en otro estudio publicado recientemente, en donde se analizan los factores de riesgo de las FA colorrectales con una muestra de más de 17000 pacientes, se concluyó que la juventud era un factor de riesgo para las FA, y que la probabilidad de tener una FA disminuía con los años15.
  3. La cirugía urgente también se considera un factor de riesgo intraoperatorio independiente; en nuestro caso es el grupo con mayor tasa de FA (22.2%). Considerando que estos pacientes se presentan con otros factores de riesgo combinados como peritonitis y/u obstrucción intestinal, que también son predictivos de FA. Se sabe que el riesgo de FA es acumulativo basado en los factores de riesgo; por ejemplo, una resección urgente con pérdida significativa de sangre que necesite transfusión en un paciente con varias co-morbilidades, y que requiere inotrópicos tendrá un riesgo mucho mayor de FA16.

Siguiendo el concepto de FA establecido por Frasson et al, hemos alcanzado una tasa de fugas de 7,2% comparables con las descritas en la literatura consultada, que se encuentran entre el 1,5-23%, siendo las anastomosis colorrectales bajas y coloanales las que más riesgo presentan9. Esto se confirma en nuestro estudio, en donde las FA de anastomosis colorrectales predominan en el 48,3% de los casos. A pesar de esto, en diferentes estudios las FA colorrectales son las que menor tasa de re-intervención quirúrgica tienen, comparada con los paciente que desarrollaron fugas por anastomosis colo-colicas17,18. Esta diferencia se debe al sitio de fuga, las anastomosis colorrectales suelen ser extraperitoneales, por lo que muchas no presentarán peritonitis y por ende también tendrán menos probabilidades de cirugía urgente como tratamiento de elección. Por lo contrario, las anastomosis intraperitoneales o que están en contacto con la superficie peritoneal ampliamente, presentarán síntomas clásicos de peritonitis, siendo por ello más frecuente precisar tratamiento quirúrgico para ellas.

El diagnóstico de la FA se realiza mayormente con una prueba de imagen, que puede ser la TAC, cuya eficacia mejora con la administración de medio de contraste luminal y/o con un enema con contraste10. En nuestro estudio la TAC diagnosticó el 48,3% de los casos, todas las TAC fueron realizadas con medio de contraste luminal y se demostró la salida de medio de contraste a través de la anastomosis. El otro 51,7% se diagnosticó por medio de la salida de material fecaloideo a través del drenaje que se colocó en el momento de la cirugía y por la clínica del paciente. El uso del drenaje en la cirugía colorrectal continúa siendo controvertido. Mientras algunos estudios concluyen que en las anastomosis gastrointestinales bajas, el uso del drenaje no es necesario23, un meta-análisis del uso de drenajes en cirugía del cáncer rectal muestra una disminución en las tasas de FA (OR 0.51, con IC 95% 0.36-0.73) de las anastomosis colorrectales extraperitoneales y de reintervención quirúrgica en caso de FA24. Sin embargo, meta-análisis más recientes acerca del uso profiláctico del drenaje después de la cirugía rectal no muestran un claro impacto sobre la incidencia de FA en las anastomosis extraperitoneales25 así como tampoco se ha podido probar beneficio en la disminución de las complicaciones posquirúrgicas26, por lo que usar o no drenaje sigue siendo un aspecto controvertido al igual que su efecto beneficioso. Sea como fuere, en caso de estar colocado el drenaje puede ayudar al diagnóstico y/o el tratamiento de algunas fugas, si bien no resultan infalibles.

El diagnóstico temprano de una FA nos permitirá un manejo óptimo disminuyendo sus complicaciones, por lo que es importante reconocer que las fugas pequeñas tienden a diagnosticarse tardíamente y precisan de un tratamiento más conservador comparado con la FA de mayor tamaño, que se diagnosticarán más tempranamente por la mayor sintomatología que ofrecen. En nuestro estudio los paciente que recibieron tratamiento quirúrgico urgente tuvieron un diagnóstico más temprano de la fuga, (6º día como media), debido a que presentaron una clínica llamativa precoz al tratarse de fugas importantes o incluso masivas; mientras que aquellos pacientes en donde se optó por un tratamiento conservador tuvieron un diagnóstico más tardío de la fuga (9,6 días media), por presentar una sintomatología más silente.

El manejo conservador se llevará a cabo en pacientes que no tengan repercusión clínica o ésta sea escasa como peritonitis o absceso localizado con signos de bajo grado de sepsis o ausencia de la misma. Para abscesos menores a 3 cm observados en la TAC, se recomienda el uso de antibióticos intravenosos de amplio espectro acompañados de la colocación de drenaje percutáneo si es posible, aunque al ser abscesos pequeños suelen resolverse bien con anbioticoterapia para gram-negativos y anaerobios incluso sin la necesidad de reposo digestivo18. Para abscesos mayores a 3 cm o presencia de múltiples abscesos el tratamiento se basará en antibioticoterapia intravenosa de amplio espectro y drenaje percutáneo del absceso19. El drenaje percutáneo TC-guiado ha demostrado ser un tratamiento simple y que alcanza resolución completa en un 70-90% de abscesos abdominales21.

En nuestro caso, en el 48,3% de los casos de FA, se decidió un tratamiento conservador, obteniendo mayoritariamente resolución de la FA, si bien en algunos casos ya referidos se precisó de más tratamientos intervencionistas (endoscópicos).

Otra práctica muy discutida durante la cirugía colorrectal es la realización de un estoma derivativo de protección, esto tiene como objetivo disminuir la morbilidad de una FA; varios estudios demuestran que en aquellos pacientes donde se realizó una ileostomía de protección desarrollaron una tasa menor de FA, o al menos no se llegaron a diagnosticar en caso de aparecer por ser asintomáticas, así como una menor necesidad de re-intervención quirúrgica en caso de presentarse una FA, comparado con aquellos pacientes en donde no se realizó ileostomía de protección8. En nuestra serie 2 de los 6 pacientes con estoma de protección precisaron reintervención, tasa menor del global de la serie si bien no son casos comparables.

El tratamiento sugerido para pacientes con FA tipo C, se basa en la reintervención quirúrgica, que consiste en la resección de la anastomosis y elaboración de colostomía terminal con el cabo proximal (procedimiento de Hartmann)21, aunque es un procedimiento efectivo para el control de la sepsis, deja a los pacientes con un estoma que en más del 50% de los casos es irreversible1. Por este motivo nuevas opciones quirúrgicas se han promulgado, en aquellos casos donde la anastomosis está inflamada de forma importante y cubierta de tejido fibrino-purulento indurado, la opción de sólo lavado, drenaje y construcción de un estoma de protección con preservación de la anastomosis es factible. También se pueden reparar algunas fugas de pequeño tamaño con diagnóstico precoz y sin repercusión o inflamación/isquemia regional recomendándose asociar un estoma de protección. Otra opción es la resección de la anastomosis previa, y elaboración de una nueva anastomosis junto a ostomía de protección8. En nuestro caso, realizamos 9 procedimientos de Hartmann correspondientes a cirugías del colon izquierdo y recto, 2 ileostomías terminales en una colectomía derecha y la otra en una sigmoidectomía por isquemia completa del colon restante; en 3 casos se volvió a rehacer la anastomosis junto con ileostomía de protección y en un caso se realizó lavado e ileostomía con preservación de la anastomosis previa, por peritonitis sin clara dehiscencia. Sin embargo, saber cuándo preservar o no la anastomosis primaria y si es necesaria o no la realización de ostomías de derivación, sigue siendo una incógnita, ya que no existen estudios comparativos entre estas dos opciones terapéuticas para FA, por lo tanto la decisión de qué tratamiento es mejor depende de la experiencia del cirujano20.

Nuestro estudio presenta las limitaciones propias de su naturaleza descriptiva pero puede ayudar a establecer algunas estrategias de mejora para intentar optimizar aún más los resultados.

 

Conclusiones:

En base a nuestro estudio podemos concluir que las FA son una complicación frecuente sobre todo en cirugía del recto. El uso sistemático del drenaje en cirugía colorrectal, en nuestra unidad, tuvo una importante utilidad tanto en el manejo como en el diagnóstico de las FA.

La cirugía colorrectal urgente presentó una mayor tasa de FA, comparada con la cirugía electiva, así como en varones y en pacientes con mayor edad en nuestra serie.

El tratamiento quirúrgico fue ligeramente mayor comparado al tratamiento conservador en nuestra serie, y estos últimos a su vez presentaron mayor estancia postoperatoria comparada con los pacientes operados.

Pensamos que con el desarrollo, la mejora y la implementación de las otras estrategias, probablemente estas cifras puedan cambiar y cada vez se reporten más casos tratados exitosamente con medidas conservadoras.

 

Declaraciones y conflicto de intereses: el manuscrito presentado ha sido revisado y aprobado por todos los autores incluidos, para su publicación. Parte de su contenido ha sido presentado como poster en la reunión anual de la Sociedad Europea de Coloproctología (ESCP, Berlín 2017). No existe ningún conflicto de interés entre los autores, ni con la revista. El tercer autor, Mario Rodríguez López, forma parte del Comité Editorial de la Revista ACIRCAL por lo que este trabajo ha sido revisado por otros miembros de los Comités de la Revista ACIRCAL.

 

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